Con este título me gustaría incidir en la importancia de seguir tanto investigando como luchando por una igualdad de género efectiva y real.
Nosotras y nosotros como empleadas públicas y empleados tenemos un deber, y es impulsar y desarrollar medidas que garanticen esa igualdad en nuestro ámbito de trabajo, y ya no solo en nuestro ámbito de trabajo, si no en nuestra vida diaria, ya que disponemos de los medios suficientes para poder llevarlo a cabo, tanto a nivel de conocimiento, como a nivel práctico.
No obstante, creo que en el ámbito público ,si que se cubren y cumplen medidas que garantizan y apoyan de manera activa la lucha contra la desigualdad de género, aún así, tenemos que seguir adoptando medidas y aplicándolas para erradicar el machismo de manera real.
En cuanto a nivel de empleo, creo que una buena idea sería establecer como obligatorio charlas anuales de concienciación sobre la igualdad en todos los trabajos, empresas o formaciones, llevadas a cabo por empleadas y empleados públicos expertas y expertos en la materia y que a final de año se llevara a cabo una evaluación en la se calificara aquella empresa, formación o trabajo con corazones violetas según la calificación obtenida, sobre todo en aquellas profesiones en las que por carácter cultural, social o de estereotipo siempre han venido a ser desarrollas por hombres o aquellas en las que los CEO, en la mayoría de las ocasiones son hombres, hablo por ejemplo de empleos relacionados con: ingenierías, informática, etc
También que estas charlas obligatorias se trasladaran al ámbito deportivo de élite, puesto que creo que ese ámbito existe aún una brecha de género importante, sobre todo en deportes masculinizados, como el futbol, rugby, o deportes de motor.
En cuanto a medidas sociales, tenemos que incidir aún más en sectores de la sociedad donde la desigualdad sigue siendo una realidad palpable, hablo sobre todo del ámbito rural, es cierto que programas ( que hay muchos y de muchos tipos), como el que investigue en la pasada entrega " PROFEA", ayuda a garantizar ese impulso hacia una igualdad efectiva, pero no es suficiente, es necesario incidir más en programas activos que generen interés y motivación en la ciudadanía, ya no solo de género femenino, si no también masculino, por que la educación de género debe ser una responsabilidad compartida e interiorizada en ambos.
Por último destacar la importancia educativa de género desde el jardín de infancia, a la hora de establecer juegos, o de los propios juguetes de los que se disponen, que inciten a las niñas y niños a jugar con juguetes sin que sea afecto a un género prestablecido, así como en colegios o institutos que se establezcan también charlas obligatorias así como medidas evaluativas de género, y que se señalicen con corazones violetas el cumplimiento de las mismas en cada aula.
Una sociedad cada vez más concienciada en la igualdad de género es una sociedad en la que se podrá erradicar la violencia machista y esto es tarea de todas y todos.
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